martes, 18 de noviembre de 2008

29 puñaladas

El entusiasmo de los 21 años, acompañado de la emoción del primer automóvil, llevaron a Luis a desviarse del camino a casa. El sedam rojo de modelo deportivo relucía y llamaba poderosamente la atención, despertando no solo envidia en los curiosos; sino también el peligro. Apenas eran las ocho de la mañana, el día recién empezaba así como la nueva vida de Luis. Quien pudiera presagiar que una mañana rebozante de felicidad podría tornarse en un día lleno de dolor y sangre. A veces demasiada alegría solo es el preludio de la muerte. - Regresa temprano - dijo Joaquín el padre de Luis, viendo con alegría la sonrisa imborrable de su único hijo - Solo daré una vuelta - respondió Luis subiendo al auto que le regaló su padre En el camino Luis pensaba en el gran amor que sus padres le demostraban, no solo por el auto que le obsequiaron, sino por las atenciones en sus noches de enfermedad, las innumerables muestras de cariño en sus cumpleaños y mas importante aún por la paciencia de escucharlo y aconsejarle acerca de los trajines cotidianos. Luis soñaba con demostrar a sus padres los frutos de tanto afecto recibido y algún buen día, él haría algo que todavía desconocía, que demostraría el profundo amor y respeto que sentía por ellos. La luz roja brillaba en el semáforo, cuatro autos detuvieron la marcha, Luis fijo la mirada en una hermosa señorita parada en la vereda con una caja grande a su lado, la dama también lo vio y con un sutil coqueteo insinuó cierto agrado. Luis aún inexperto con las mujeres, - debido a su continua dedicación a los estudios y apego a su hogar - decidió orillar el auto y estacionó el auto a lado de la joven.

La muchacha dio un paso y apoyó ambas manos en la ventana del copiloto, luego lentamente dejó ver su rostro. Luis estaba asombrado por la belleza de esa mujer, no escuchaba nada solo apreciaba sus ojos, cabellos y parte de los senos que ella mostraba levemente, atontado apenas entendió la suplica de ella para llevarla a su casa y el accedió.

Era la aventura de su vida, pensaba Luis, una hermosa mujer aunque mayor que él subió a su auto, él creía estar haciendo una obra de caridad y quien sabe probablemente conocería el amor, el amor a primera vista, pensaba en las mejores formas de contar a sus amigos su hazaña y también meditaba si contárselo a sus padres, estaba tan ensimismado en su fantasía, que no se percató de la llamada por celular que hacía su acompañante, de todos modos el no entendía nada del lenguaje cifrado que empleaba la mujer. Luis cuidándose de la mirada de la señorita, por momentos fugaces veía sus piernas contorneadas y eso lo ponía mas nervioso y excitado, al punto de no darse cuenta por donde lo guiaba la mujer.


Llegaron finalmente a casa de la fémina, era una casa rústica, con una sola puerta y ninguna ventana, al parecer no vivía mucha gente ahí por el silencio de la zona, Luis respiraba con dificultad, ella abrió la puerta del auto y después de bajar le pidió un último favor.

- Podrías ayudarme y cargar la caja hasta mi sala - dijo la mujer
- Si como no - presuroso Luis respondió

Era una caja de tamaño considerable y también de un peso excesivo para una mujer, por lo que Luis desde la base de la caja la cargó y apretó fuertemente contra su pecho para soportar mejor la carga, la mujer abrió la puerta y entró primero, Luis caminaba lentamente cargando la pesada caja, cuando después de dar tres pasos al interior de la casa, sintió como una cuerda se deslizó por su cuello y luego rápidamente lo aprisionó hasta dejarlo sin respiración, Luis dejó caer la caja, trataba con sus manos y todas sus fuerzas quitarse la soga del cuello, mientras la mujer sonreía viendo la escena con expresión de sadismo. Después de algunos segundos de luchar, Luis parecía conseguir soltarse cuando por la espalda sintió algo filudo y helado que perforaba su corazón.


La maldad se viste con un manto de belleza que seduce y engaña a las personas de buenos sentimientos, lo que empezó para Luis como una mañana de felicidad terminó en tragedia para su familia, sus padres sufrieron la ausencia de su único hijo, la incertidumbre de saberlo vivo o muerto los envejeció rápidamente, después 29 días de búsqueda por ríos, cerros y descampados, Alberto un policía condecorado por su intachable trayectoria, quien a su vez era tío de Luis, por el cariño que profesaba por su sobrino, se prometió asimismo encontrarlo donde fuese y también hacer justicia por tremendo crimen.

A dos horas de camino después del fin de la carretera principal, había un río de aguas heladas, Alberto introduciendo un largo palo en la orilla del río, encontró un extraño vacio, clavó una estaca a unos metros de la orilla, amarró un extremo de la soga en su cintura y el otro en la estaca, se lanzó al agua y después de un minuto asomó la cabeza, salió a la orilla y empezó a jalar el extremo de la soga que ya no tenía en su cintura, estaba atada a un bolsa negra, abrió la bolsa lentamente con las manos temblorosas, Alberto tenía los ojos cerrados era el momento más difícil de su vida, abrió los ojos y vio a su sobrino sin vida, tal y como lo recordaba, el agua helada había conservado su cuerpo, inclusive mantenía en su rostro la última expresión, una expresión de terror. Alberto abrazó fuertemente el cuerpo y llorando le hizo una última promesa.


Las investigaciones tomaron su tiempo y nunca hallaron a los culpables. Por otro lado un hecho extraño ocurrió después, una mañana aparecieron dos cuerpos el de una mujer hermosa y un varón fornido desnudos y acuchillados 29 veces.

3 comentarios:

j011970e dijo...

Me pregunto si tenía 29 años ese chico.
La venganza siempre es necesaria cuando la realidad dice que lo es.

j011970e dijo...

...si, los días. Parece que el cerebro ya está matando neuronas.
Aunque faltan los detalles escabrososo que justifiquen todos los hechos, a donde irá el final.

Luis Rosas Zevallos dijo...

trate de ser lo más conciso posible, También obvié algunos detalles de este execrable crimen, en lo sucesivo trataré de ser mas abominable con la descripción.